26 octubre, 2010

Las mujeres no me leen

Las mujeres no me leen. Ojo, no digo que no me lean a mí, porque a mí sí me leen, de hecho, soy bastante predecible en algunas cosas, y con el tiempo me van adivinando fácilmente. Tampoco hablaba de mis cuentos. Realmente no podría decir que las mujeres me leen menos que los hombres y, así no leyeran mis cuentos, que por otra parte casi nadie lee, no sería eso de lo quiero hablar.
De lo que quiero hablar, o mejor dicho escribir, es de que las mujeres no me leen. Aunque dicho así es confuso. Mejor sería decir que “mis mujeres no me leen”. Y digo mis mujeres para referirme a las mujeres que están conmigo, aunque en realidad no sean mías. De hecho, no se me ocurre que una mujer pueda ser de nadie, salvo de sí misma. Claro que, si tuviera una hija (yo, no la mujer que es de sí misma), entonces sí diría que es mía. Porque yo la hice. Pero eso al principio, hasta que ella empiece a hacerse sola. Y ni idea cuando uno empieza a hacerse uno, pero en algún momento será, de eso no me caben dudas. Por tanto si tuviera una hija, ahí sí, sólo ahí, diría que es mía. Y también de su madre, claro; aunque no por eso menos mía. Y posiblemente su madre sería una de esas que no me leen, de las que yo digo que son mis mujeres, pero en realidad nos son mías.

14 octubre, 2010

Más Relatos de Juan

9
Luego de investigar arduamente el tema, Juan inventa un test para detectar sueños: una serie de preguntas que al ser formuladas determinan si uno está soñando. El test no falla nunca, funciona tanto con sueños eróticos como en las más oscuras pesadillas. Todos despiertan sin problemas; comienzan a formular las preguntas y ni bien descubren que se trata de un sueño abren los ojos. Un día, o quizás una noche, no estamos del todo seguros, Juan despierta.

10
Un telegrama informa a su familia que Juan ha muerto en la guerra. Al tiempo, ignorando este detalle, Juan regresa a su casa. Hay fiesta. Sus padres no quieren ni dormir, temen que al despertar todo haya sido un sueño. El destino corrige sus errores, a la semana Juan muere en un accidente. Sus padres, sin atreverse a confesarlo, están seguros de que, cuando menos se lo esperen, volverá a aparecer.

11
Juan, un conocido blogger de internet, decide crearse un alter ego para poder expresar sus ideas más radicales sin alterar su reputación actual. Al poco tiempo, su alter ego comienza a acumular seguidores; sin embargo, descubre que aun no es tan sincero como debería, pero, temiendo perder a estos últimos debido a un cambio de linea, opta por crear un segundo heterónimo, aun más crudo y ácido. Contrario a lo que hubiese esperado, gran cantidad de seguidores comienzan a prestar oídos a este segundo, que, de tan rebelde, jamás se le podrían escapar cursilerías como las escribe Juan sin comprometer su fama. Entonces, reflexiona, así tampoco puede decir lo que desea. Tarda, pero al fin comprende que sin identidad es imposible decir lo que se piensa.

*** 

Pueden leer los primeros relatos de Juan acá: Relatos de Juan

También aprovecho para comentarles que mi cuento Final Abiero ha sido publicado en la revista Oblogo que puede conseguirse en muchos lugares de la ciudad de Buenos Aires, o leerse online en la página de la revista.