25 junio, 2012
Soñando Por Un Sueño
Ese es el programa que haría si fuera emperador del universo.
14 octubre, 2010
Más Relatos de Juan
20 febrero, 2010
Mientras tanto...
Una
fría mañana luego
de un sueño agitado, yo, que no era más que una
pobre cucaracha de
Praga, desperté convertido en un pálido hombre de
negocios. Me
encontraba aun en el callejón donde había pasado
toda mi vida,
tirado plácidamente entre la basura.
Mi primera reacción, un
infructuoso intento por levantarme, tuvo por consecuencia la muerte
de la mitad de mi familia. El resto de mis hermanas, varios primos e
incluso mi madre indignada, corrieron a esconderse con más
susto que
asombro. Mi novia, junto a quien había pasado la noche
anterior, se
encontraba aplastada bajo la manga de mi saco. La descubrí
al notar
la risa sarcástica de Margarita, una vecina que desde
hacía un
tiempo se me venía insinuando. Limpié sus restos
con unas solemnes
palmaditas y aproveché para mirar la hora. Noté
azorado que había
perdido el tren de las cinco, pero si me apuraba podía
alcanzar el
de las siete. Tomé el maletín que se encontraba a
mi lado y empecé
a correr.
03 enero, 2010
El tiempo del lobo
Llegó el
tiempo del lobo. Sólo pienso en coger. Sólo
pienso en matar. Morir
salvaje.
Nos están
cazando. Las ciudades fueron devoradas. Sólo uno cada cien
aun
sobrevive. Es mejor andar solo. El fuego, un lujo, muy peligroso. Hay
que aprovechar la sangre brotando caliente, dulce manantial de vida.
De a poco
vamos olvidando las palabras, ya nadie confía.
Comienza a
correr cuando me descubre al acecho. Es apenas una niña,
cosa fácil.
Al ser atrapada no grita, no tiene miedo, guarda sus fuerzas para la
lucha. Lo más rápido es quebrarle el cuello, sin
embargo, observo
pasmado, la estoy abrazando. Sus se uñas se clavan en mi
rostro.
Pienso en romper sus muñecas. Hago presión en sus
manos, frágiles,
las aparto. No comprendo qué pasa, maldito instinto. Saco el cuchillo
y, presa de un reflejo involuntario, corto un pedazo de queso de mi
morral. Le pregunto si tiene hambre. Se lleva un trozo de queso a la
boca mientras tiembla.
Le entrego
mi saco y me voy, no puedo dejarme caer en la tentación de
seguir
cuidándola.
07 diciembre, 2009
Esa gente rara
El primero llegó del sahara, de poco río cruzar, olía entre pimienta o menta.
El segundo vino de los jardines de cuero, un tanto parco, aunque con una risa de armas tomar.
El tercero no era más que un guapo soldado, duro como una estatua, con unos rulos de antaño, muy graciosos por cierto.
El cuarto tenía la piel gastada del mar, era fácil de gentes, difícil de amarrar.
Al final se cansó, se quedó con el vecino.
25 noviembre, 2009
Tango al vesre
08 septiembre, 2009
El país de los viejos
Un día un abuelo salió a sacudirse el polvo. Aprovechando la polvareda, le cortaron el cuello. Para saciar la culpa se lo comieron. Estaba tan, pero tan rico, que ya es tradición: en el país de los viejos, cuando alguien se mueve demasiado, va a parar directo al asador.
Los Lobos
En el país de los lobos todos deben vestir piel de oveja. Un día un lobo salió a correr desnudo. Horror, gritaron las madres, al tiempo que le habrían el cuello con sus dientes de oveja. Los niños, finalmente horrorizados, rompieron en llanto y no había forma de consolarlos. Lloraban como perros afligidos. Entonces, para calmarlos, le cosieron trajes de lobo para que se disfracen y salgan a jugar al bosque. Pero usar un traje sobre otro es pesado e incomodo, y cada tanto, alguno vuelve a desnudarse (acaso pensando que es más o menos lo mismo). Inmediatamente se lo vuelve a ejecutar: la industria del disfraz no puede darse el lujo de perder semejante negocio.
20 agosto, 2009
Nuevos Aforismos
30 julio, 2009
Confesiones De Café
28 julio, 2009
Cuatro finales para un cuento fantástico
En la antología “Cuentos breves y extraordinarios” de J. L. Borges y A. Bioy Casares se incluye el cuento que transcribo a continuación:
Final para un cuento fantástico
-¡Que extraño! -dijo la muchacha avanzando cautelosamente-. ¡Qué puerta más pesada!
La tocó, al hablar, y se cerró de pronto, con un golpe.
-¡Dios mío! -dijo el hombre-. Me parece que no tiene picaporte del lado de adentro. ¡Cómo, nos han encerrado a los dos!
-A los dos no. A uno solo -dijo la muchacha.
Pasó a través de la puerta y desapareció.
I.A. Ireland
El mismo es atribuido por los autores a un tal I. A. Ireland, que vaya uno a saber si no es otra más de las invenciones a las que este par nos tenía acostumbrados.
De todas formas, el tema acá es otro. Como ya ustedes habrán notado, el título del cuento encierra en sí una invitación a imaginar un principio para el mismo, así que de revirado nomás se me dio por fabular cuatro finales que copio a continuación (los finales son independientes uno del otro):
1.
… Pasó a través de la puerta y desapareció.
De a poco, el hombre fue olvidando este episodio al tiempo que comenzaba a construir sus recuerdos. Había quedado atrapado en su vida.
2.
… Pasó a través de la puerta y desapareció.
En su desesperación, el hombre comenzó golpear la puerta, la cual permaneció sorda y muda a sus reclamos. Agotado, luego de limpiar la carne de los huesos de sus manos, se dejó caer en el suelo y se arrastró hasta un rincón. Abrazado a sus rodillas, se resigno a un lastimoso llanto, cuando de repente apareció ella y le dijo -¡Cómo te cagaste, guacho, eh!-, al tiempo que le abría puerta.
3.
… Pasó a través de la puerta y desapareció.
El hombre permaneció en silencio. Al principio le costó ver, pero cuando sus ojos se fueron acostumbrando a la oscuridad pudo distinguir claramente las formas de una estatua viviente, un boy scout y un corredor de bolsa atrapados junto a él en el cuarto. El horror acababa de comenzar.
4.
… Pasó a través de la puerta y desapareció.
Puta madre -pensó en silencio-. Me la han vuelto a hacer.
Buscó en el bolsillo de su saco y dio gracias a dios de que aun quedase media botella de brandy, de la cual bebió de un solo trago hasta no dejar más que unas cuantas gotas en la misma. Tienes que calmarte, Gerace -se dijo a si mismo mientras contenía una fuerte arcada en su garganta-. Hay que ver las cosas en perspectiva.
Dicho y hecho se alejó cinco pasos de la puerta y escudriño la habitación palmo a palmo hasta que, luego de mirar por quince minutos, dio un grito de alegría. Lo sabía -dijo-. Esa perra estaba tan o más borracha que yo; se ha olvidado de cerrar la ventana, si logro atravesarla seré libre. Estos fantasmas de hoy ya no son lo que eran, lo que se reiría Phil si aun estuviese vivo...
Más allá de que la ventana estaba a menos de un metro de altura Gerace tardó un día y medio en lograr pasar a través de ella. Al final, la justicia prevaleció.