La idea es así: Los participantes se tiran a
dormir. A medida que se van levantando, tienen que contar lo que
soñaron. Un jurado (en donde no se permite gente con cirugías estéticas)
pone un puntaje a los sueños. Al ganador, le reproducen el sueño.
Ese es
el programa que haría si fuera emperador del universo.