29 diciembre, 2009

La cama

En una casa antigua de la calle de las acacias, llegando al río, hay una cama.

Dura como el roble que albergó su sueño antes de ser, en ella durmió un rey que escondía puñales en la almohada; mil putas que al abrir las piernas, cansadas, cerraban los ojos. El niño que durmió a su abrigo despertó hombre. Otros, jamás despertaron. Tejidas con cabellos de sirena, sus sábanas enredan la noche de los marinos y los días de los banqueros.

Muda de nombres grita perversión contra el suelo, una y otra vez, fija en el espacio sin tiempo.

Sus dueños la ignoran a conciencia; sus sirvientes la esquivan torpes, con resignación, con miedo.

La cama guarda un mensaje, cifrado en un sueño que comparte cada noche.

Nadie jamás contó el sueño, pero nunca vuelven a ser los mismos. Entre ellos se reconocen y rara vez se parecen unos a otros. Siempre vuelven.

Quién logre interpretar el mensaje podrá liberar a los demás de la cama, dicen, pero jamás del sueño.

24 diciembre, 2009

El anacoreta

Al filo del abismo
Inmerso en el desierto
Abandonado en una pensión
Como un sapo
Seco de palabras
Sueña su vigilia solo
Que ya no sueña

Le chupa todo un huevo

Olvidó el sentido de la vida
Las tetas y los culos
Los golpes
La cerveza entre amigos
La dulce y frágil ilusión de eternidad
La espina y el puñal
El universo, las sonrisas
El corcho, la cera, la goma arábiga
Las dulzuras del pecado
Las ballenas

Desea de la vida
Lo que sólo dará la muerte

07 diciembre, 2009

Esa gente rara

El primero llegó del sahara, de poco río cruzar, olía entre pimienta o menta.
El segundo vino de los jardines de cuero, un tanto parco, aunque con una risa de armas tomar.
El tercero no era más que un guapo soldado, duro como una estatua, con unos rulos de antaño, muy graciosos por cierto.
El cuarto tenía la piel gastada del mar, era fácil de gentes, difícil de amarrar.
Al final se cansó, se quedó con el vecino.