05 noviembre, 2013

Thriller


Hoy veía en la tele a esa gente,
para la que todo afuera es un abismo.
Se la pasan hablando de trepar,
pero solo piensan en construir tapiales.

Entonces me puse a pensar en zombies,
porque el zombie es el otro.
No tiene raza, religión ni color
solo hambre, un hambre voraz de nosotros.
Si se juntan, entonces se arma,
pero de a uno: son torpes, previsibles, y dan pena.
Quien ha visto, y yo he visto muchas,
películas de zombies,
entiende que el peligro,
son los hombres.

Y quien ha escuchado a Michael Jackson,
también sabe,
que con un poco de buena música,
los zombies pueden ser
excelentes bailarines.

24 julio, 2012

La Boca

No soporto a la gente
que se deja deslumbrar por los ojos.
Pura porquería.
Quien sabe, ha de preferir la boca.
Inútil comparar
a ese par de señoritos mirones
con la vehemencia que va
del mordisco a la palabra,
capaz de descubrir
las formas ocultas del cuerpo,
universos de sabores
donde muere ciega la mirada.
¿Quiere conocer realmente a alguien?
Lléveselo a la boca.
Arrójese al cuello de su enemigo
hunda los dientes en su yugular,
y que después vengan a hablarle
de miradas que matan.
Si los ojos sirvieran
para algo mas que la sed,
alcanzarían las vidrieras
para la felicidad.

25 junio, 2012

Soñando Por Un Sueño

La idea es así: Los participantes se tiran a dormir. A medida que se van levantando, tienen que contar lo que soñaron. Un jurado (en donde no se permite gente con cirugías estéticas) pone un puntaje a los sueños. Al ganador, le reproducen el sueño.
Ese es el programa que haría si fuera emperador del universo.

14 mayo, 2012

Otras Vicisitudes

La primera vez que se me reveló, sin siquiera sospecharlo, que esa noche iba a hacer el amor con una mujer las cosas no fueron bien. Cuando digo que no fueron bien quiero decir que no se me paró. Buscar motivos es querer buscar excusas. Puedo decir que estaba nervioso porque la chica era muy linda, mayor que yo, y la había conocido esa noche. Puedo decir que había tomado bastante. Puedo decir que no tenía forros, y en estas épocas eso es más que motivo para ponerse nervioso. También puedo decir que iba a ser mi primera vez. Creo que ese motivo vale más que todos los otros. Esa mañana fue una de las más grises de toda mi vida. Volví a mi casa como quien vuelve de un velorio.
Siempre tuve buena suerte, el hecho de que haya dejado de ser virgen es la mejor de las pruebas. Quedamos en vernos al otro día, o quizás a los dos días. Ella vivía con una amiga que se volvía los fines de semana a su pueblo. Fue una tarde, a la hora de la siesta más bien. Sinceramente he olvidado los detalles. Seguramente yo hice todo mal y ella hizo todo bien. De eso estoy seguro. De alguna forma los astros se las ingeniaron para que esa tarde todo estuviera alineado. Con la práctica, parece cosa fácil, pero aún recuerdo la zozobra de no encontrar bien el lugar en donde meterla. Hablando de libros, se suele decir que existen dos placeres. El de leer, y el de haber leído. El placer de leer lo fui descubriendo con el tiempo. El primer placer que recuerdo fue el de haber leído, o, para dejar de lado los eufemismos, el de haber cogido. La inmensa felicidad de creer que uno ya es un hombre.
Esa tarde volví a mi casa y el mundo me parecía el mejor de todos los mundos. Una rato antes había estado jugando Argentina; había ganado un partido importante. Algo mi viejo debe haberme visto en la cara, porque a mí nunca me gustó mucho el futbol, pero ni bien llegué me preguntó si no quería que fuésemos a festejar. Sin dudarlo un segundo asentí. Subimos al auto y partimos a los bocinazos hacía el monumento. Toda la ciudad, el país entero, se juntó a festejar con nosotros.

08 mayo, 2012

Sunchales

Hoy, seis de mayo del dos mil doce
la luna brillará más que nunca.
Desde mi balcón
sólo se ven edificios.
Compro puchos en el camino.
A tres o cuatro cuadras
el parque se asoma al Paraná..
Una pareja improvisa un picnic
bajo la torpe luz
de demasiados faroles.
No es fácil escaparle a la ciudad.
Al norte, la parte edificada se interrumpe.
El césped está húmedo
y apenas una lámpara
felizmente insuficiente
vuelca su luz cada cincuenta metros.
Sobre la margen del río
crecen sombras como árboles.
Al verme pasar,
una pareja se levanta asustada,
y vuelve a dejarse tragar
otra vez por la noche.
Distante y perdido
encuentro el lugar perfecto
para cometer un crimen
o drogarse.
Ahí se puede oír
el correr oscuro del Paraná.
Entre las ramas
veo la luna.

17 abril, 2012

Yoga

He invertido gran parte de mi vida en aprender a tolerar cosas que no me gustan. Hoy día creo que podría tener una novia que no me guste, un trabajo que no me guste, una casa que no me guste y, así y todo, ser feliz.
Eso lo decía como un chiste. Un chiste que casi nadie entendía. A Natalia le dio lástima cuando lo oyó, pero sonrió igual.
–Por eso –añadió Rodolfo devolviendo la sonrisa–, si el análisis me da para el orto, va a estar todo bien igual.
–Listo –dijo Natalia, y le dio un algodón mojado en alcohol–. Apretá fuerte.
Luego vació la jeringa en un tubo de ensayo, tiró la aguja hipodérmica en un contenedor especial; el resto (jeringa, sangre adosada que comenzaría a coagularse) al tacho de basura (jeringas, algodones, y más sangre que se iría mezclando con más sangre a lo largo del día).

25 octubre, 2011

El Beso

Había estado esperando más de un cuarto de hora, hasta que su suegro terminó el vaso de whisky y fue a servirse otro. El gran hombre se la pasaba hablando de dinero, sugiriéndole negocios, y tenía la molesta manía de colgarse de su brazo para reclamar su atención. Por suerte había quedado atrás, y antes de notar su ausencia, estaría aburriendo a algún otro con sus peroratas. Atravesó el salón –donde algunas parejas comenzaban a bailar– y se escabulló de la fiesta ajeno a las miradas.

13 septiembre, 2011

Cetribæ

Esa tarde me tocaba leer a mí. Eran unas veinte personas escuchando sentadas, expectantes, inútiles; al fin y al cabo no eran ella.

Comencé a leer. La historia empezaba en el jardín de infantes. Unos ojos verdes, ese verde que luego se va perdiendo con el tiempo, ese verde que la vida va apagando y es imposible encontrar en un adulto. Ella tenía ojos así de verdes, pelo oscuro, unas manitos que se perdían en los pliegues de su guardapolvo azul, como todos los otros guardapolvos azules, aunque ninguno tenía esas manos, ni esa boca breve, esos labios que nunca sonreían, salvo, a veces, cuando se perdía en sus pensamientos.