No
soporto a la gente
que
se deja deslumbrar por los ojos.
Pura
porquería.
Quien
sabe, ha de preferir la boca.
Inútil
comparar
a
ese par de señoritos mirones
con
la vehemencia que va
del
mordisco a la palabra,
capaz
de descubrir
las
formas ocultas del cuerpo,
universos
de sabores
donde
muere ciega la mirada.
¿Quiere
conocer realmente a alguien?
Lléveselo
a la boca.
Arrójese
al cuello de su enemigo
hunda
los dientes en su yugular,
y
que después vengan a hablarle
de
miradas que matan.
Si
los ojos sirvieran
para
algo mas que la sed,
alcanzarían
las vidrieras
para
la felicidad.
6 comentarios:
Este es un parlamento de un dialogo que escribí
hace un tiempo, que se me dio por pasar a verso.
Nicolás, ¿te has quedado atorado en tu etapa oral?
No te creas, interesante texto, aunque se nota una evolución si miras lo que haces ahora.
Me lo imagino a Bela Lugosi diciendo estas cosas, jajaja
Ohtokani: digamos que el que habla es más un personaje, pero con algunas cosas me identifico. De todas maneras, más que "La boca", debería llamarse "Contra los ojos" o algo así.
De todas maneras más que quedarme en etapas, la voy acumulando. Veremos como sigue la evolución... estaba pensando en un poema titulado El Ano ;)
Gracias por comentar!!!
Eduardo: Jajaja. Sí, sería genial eso!
Sí, quedó mejor acá. Los ojos son el espejo del alma, la boca es la entrada al infierno.
Derecho al infierno entonces... cual Dante a la mitad de camino.
Abrazo, Alejandro!
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