El primero llegó del sahara, de poco río cruzar, olía entre pimienta o menta.
El segundo vino de los jardines de cuero, un tanto parco, aunque con una risa de armas tomar.
El tercero no era más que un guapo soldado, duro como una estatua, con unos rulos de antaño, muy graciosos por cierto.
El cuarto tenía la piel gastada del mar, era fácil de gentes, difícil de amarrar.
Al final se cansó, se quedó con el vecino.
15 comentarios:
Muy bueno.
(Capaz que el vecino "cargaba pesado", tambièn. quien sabe?)
Saludos
No buscaba profetas de otras tierras.
Gaucho: (es posible, pero lo importante es encontrar la horma para el zapato)
unServidor: es que en realidad, más que buscar, iba encontrando, o algo así.
Gracias por los comentarios.
Nico, qué hacés. Estaba leyendo el blog chemadamme y encontré un comentario tuyo. Qué bueno que escribas.
un abrazo.
Buen blog chemadamme.
Otro abrazo a vos, Fernan.
mejor malo conocido que bueno por conocer, decía mi abuela Elsa
salut!
creo q en este transitar de la vida hay q estar abierto a todo...no se puede ser prejuicioso...dejemos q todo hable si mismo...beso
Igual, te debo confesar, Gabriela, a mi siempre me gustaron esos raros peinados nuevos. Gracias por pasar!
Estamos de acuerdo, Pato, a mi me parece una excelente idea. Un beso.
Bueno, eligió a conciencia, al menos.
Lindo, Nico.
Muchas felicidades.
Por lo menos probó antes de decidirse, eso es importante (aunque dichosos aquellos a los que no les hace falta).
Un abrazo, María.
Nico, sos un excelente escritor! Y persona! Cariños. Pía
Gracias, Pía! Sos una masa!
Un abrazo grande.
yo tengo unos vecinos rarísimos, pero nos queremos
muy bueno este texto, Nicolás
saludos
Silvia
Lo importante con los vecinos es quererse, y sobre todo que no sean muy quisquillosos con los ruidos.
Gracias, Silvia. Saludos.
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