Un día un abuelo salió a sacudirse el polvo. Aprovechando la polvareda, le cortaron el cuello. Para saciar la culpa se lo comieron. Estaba tan, pero tan rico, que ya es tradición: en el país de los viejos, cuando alguien se mueve demasiado, va a parar directo al asador.
4 comentarios:
Esta breve fábula, y la que sigue, hablan más o menos de lo mismo, o más bien parten de un mismo tema. Me gustó como quedaron las dos, así que publico ambas.
jejeje, "carne cansada de vivir. añejada y sabrosa. carnes de abuelos de pueblo, pruébela, no podrá detener a su paladar"
uhh, nico q temita, me gustaria pensar q comiendose un abuelo tal vez
esta persona se llene de sabiduria, ojala asi sea, pato
Me gustó más esta.
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