14 marzo, 2009
Acompañado
A veces, cuando estoy lo suficiente borracho como para saber que al otro día no voy a recordar nada, me gusta consentirme. Entonces es que me preparo un sándwich, lo condimento con mucho picante, y lo guardo en la heladera. Me escribo algo lindo en el espejo del baño. “Sos groso, sabelo”. O me mando un email con un poema. “Se trajo en el corazón / un pez del mar de la china / A veces se ve cruzar / Diminuto por sus ojos / Olvida siendo marino / los bares y las naranjas / Mira al agua”. Cosas sencillas, pero lindas. Al despertar, me reconforto en la sorpresa de saber que ese otro, así y todo, piensa en mí. Es una forma simpática, divertida y siniestra de sentirse acompañado.
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4 comentarios:
jejeje muy bueno0,
estas limado amigo.
Podría ser peor! jejej. Nuestros otros a veces nos juegan malas pasadas...
Muy bueno!!!
Me gusta esa idea del doble! y que sea uno mismo!
Jajajaja!!!
Un abrazo
Pablo
Sí, pero eso no es nada nuevo, Francho. Un abrazo.
Sí, este Sosias es bastante simpático dentro de todo, Linares.
A veces incluso somos más que dos, Pablo, pero en el fondo estamos más o menos de acuerdo, así que tampoco se arma mucho bardo. Abrazo.
(Tarde pero seguro, acabo de responder dos comentario con más de seis meses de atraso)
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