16 marzo, 2009

Baba de Caracol

La baba de caracol es el residuo del lento andar de estos moluscos de jardín, aunque también existe la posibilidad de que sea su único fin. Al observarla sobre la tierra, húmeda y oscura, nos recuerda a finísimos hilos de plata entreverados y acuosos. La misma no posee muchos usos que digamos, sin embargo, quienes saben afirman que puede curar la celulitis y ahuyentar males de todo tipo, siempre y cuando no tengan nada que ver con amor, dinero o salud. Los estudios de la misma por parte de la comunidad científica son escasos y no gozan de mayor relevancia dentro en estos círculos ni en ningún otros. Sin embargo, más de una vez he sorprendido a mi padre con un caracol aplicado sobre un corte o rasguño; según él sana, y yo con mi padre no discuto. Tornando nuestras miradas al mundo del arte vale la pena mencionar el empleo que hizo de ésta Leónidas Berger en su obra “Persistencia del Tiempo”. Berger utilizó la baba de trece caracoles mestizos y doce pura sangre para elaborar un cuadro en el cual retrataba, según indica su nombre (y a partir de una interpretación personal, aclaró luego el autor) la persistencia del tiempo. En la reseña de la muestra realizada por la revista “Art Intruders” Sergio Gamboa escribió: >> Sin dudas una de las más denodadas instalaciones que se han visto este año en la ciudad de Rosario. Entre las destacadas de esta serie las más comentadas fueron “Persistencia del Tiempo” y “Fragmentos impropios de la eternidad”. En “Fragmentos impropios de la eternidad” Berger compone sobre una variación de un terrario de cuatro metros cuadrados un paisaje de realista abstracción en el cual ocho caracoles se debaten en el trabajoso arte de la persistencia intentado pergeñar un cuadro de la eternidad.

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