18 abril, 2011

Pavlov In Love

Ante el frío de su existencia
ofrécele el abrigo de tus brazos
al punto que,
enciendes también la estufa.

Cuando te ofrezca sus labios
responde a sus besos con ternura
y deja caer en ellos
como quien no quiere la cosa
un bombón, un trozo de chocolate
(con almendras, si es posible)
para que sepan más dulces
tus besos.

Cuando el futuro aceche
como una sombra
sus proyectos, sus anhelos
hablale de esperanza
y pon algunos billetes
en su cartera.

Un día,
sin haberlo notado
buscará tus brazos ante la menor brisa,
tus labios cuando
se le antoje un dulce,
la caricia de tu voz
al acercarse fin de mes.
¡Tendrás una fiel compañera!

28 febrero, 2011

Andrea

Una noche de verano a Andrea se le ocurrió un juego. Arrancábamos todos las flores que había en las macetas del balcón y, cuando pasaba una pareja por debajo –no cualquiera, una que nos gustase–, dejábamos caer los pétalos al grito de: “¡Viva los novios!”.
Ella vivía enfrente, también en un segundo piso. Aun no habíamos empezado la escuela primaria. El juego no duró mucho. Apenas una o dos veces en mi balcón y alguna otra en el suyo. Cuando mi madre descubrió la causa del mal estado de sus plantas, nunca más volvimos a jugar.

21 febrero, 2011

Antes que cese el trueno, cae la lluvia

Su primer esposo fue un marino que vivía para realizar proezas en el mar. Eran los tiempos en que aun se navegaba a vela. Al año de casados, le avisaron que había muerto al tratar de cruzar el cabo de Hornos. El segundo, fue un suboficial del ejercito que partió a la guerra prometiendo que volvería pronto, y nunca pudo cumplir su promesa. El tercero, un empresario teatral. Buena persona, buen mozo, trabajador y bastante tísico. No logró pasar el invierno.
En el pueblo se empezó a decir que estaba maldita, que traía la muerte a sus amantes. Ella misma empezó también a creer esto; sin embargo, no podía evitarlo, seguía enamorándose (porque ninguna mujer amaba tanto, como había amado ella a sus maridos).

07 diciembre, 2010

Premio Oblogo y Tres Cuentos de Fusilados

Gracias a un afortunado desliz del destino, que quiso que uno de mis cuentos (Final Abierto) obtenga el favor del jurado en el premio Oblogo - Banco Hipotecario, tengo el honor de poder compartir con ustedes esta grata noticia.
Quiero aprovechar la ocasión para agradecer a todos los que siguen el blog y continuamente me alientan y acompañan en este camino. Y por supuesto, muchas gracias también al jurado y la gente de Oblogo, que llevan adelante un proyecto sumamente admirable.
Bueno, como para que no sea todo puro pavonearse y agradecimientos, a continuación van tres cuentitos que tenía anotados medio al margen de un cuento que estaba escribiendo (que ya terminaré).

Tres cuentos de fusilados
Era el mejor soldado, pero había cometido un terrible desacato. Sus compañeros, debían fusilarlo esa misma tarde. Era una injusticia, lo sabían todos, pero el general tenía su carácter. Acordaron que ellos también se rebelarían; cada vez que les ordenasen fuego, errarían el disparo a discreción.
Llegada la hora de la ejecución, a la primer orden, todos dieron en el blanco.
***

Un preso a punto de ser fusilado le pregunta al otro:
¿A qué no sabés que le dijo un fusilado a otro?”.
No. ¿Qué le dijo?
Entonce el general dio la orden de fuego y se terminó el chiste.
***

Tres condenados marchan al paredón. Uno es un ladrón decidido y el otro uno arrepentido; el tercero, quien dice ser el salvador, refiere al segundo que su arrepentimiento habrá de salvarlo. Dispuestos los tres, el general da la orden de fuego que derriba al salvador y al ladrón decidido. El ladrón arrepentido busca en vano la herida en su cuerpo y sonríe mirando al cielo. En eso disparan la segunda descarga y muere pensando que se salvaba.

26 octubre, 2010

Las mujeres no me leen

Las mujeres no me leen. Ojo, no digo que no me lean a mí, porque a mí sí me leen, de hecho, soy bastante predecible en algunas cosas, y con el tiempo me van adivinando fácilmente. Tampoco hablaba de mis cuentos. Realmente no podría decir que las mujeres me leen menos que los hombres y, así no leyeran mis cuentos, que por otra parte casi nadie lee, no sería eso de lo quiero hablar.
De lo que quiero hablar, o mejor dicho escribir, es de que las mujeres no me leen. Aunque dicho así es confuso. Mejor sería decir que “mis mujeres no me leen”. Y digo mis mujeres para referirme a las mujeres que están conmigo, aunque en realidad no sean mías. De hecho, no se me ocurre que una mujer pueda ser de nadie, salvo de sí misma. Claro que, si tuviera una hija (yo, no la mujer que es de sí misma), entonces sí diría que es mía. Porque yo la hice. Pero eso al principio, hasta que ella empiece a hacerse sola. Y ni idea cuando uno empieza a hacerse uno, pero en algún momento será, de eso no me caben dudas. Por tanto si tuviera una hija, ahí sí, sólo ahí, diría que es mía. Y también de su madre, claro; aunque no por eso menos mía. Y posiblemente su madre sería una de esas que no me leen, de las que yo digo que son mis mujeres, pero en realidad nos son mías.

14 octubre, 2010

Más Relatos de Juan

9
Luego de investigar arduamente el tema, Juan inventa un test para detectar sueños: una serie de preguntas que al ser formuladas determinan si uno está soñando. El test no falla nunca, funciona tanto con sueños eróticos como en las más oscuras pesadillas. Todos despiertan sin problemas; comienzan a formular las preguntas y ni bien descubren que se trata de un sueño abren los ojos. Un día, o quizás una noche, no estamos del todo seguros, Juan despierta.

10
Un telegrama informa a su familia que Juan ha muerto en la guerra. Al tiempo, ignorando este detalle, Juan regresa a su casa. Hay fiesta. Sus padres no quieren ni dormir, temen que al despertar todo haya sido un sueño. El destino corrige sus errores, a la semana Juan muere en un accidente. Sus padres, sin atreverse a confesarlo, están seguros de que, cuando menos se lo esperen, volverá a aparecer.

11
Juan, un conocido blogger de internet, decide crearse un alter ego para poder expresar sus ideas más radicales sin alterar su reputación actual. Al poco tiempo, su alter ego comienza a acumular seguidores; sin embargo, descubre que aun no es tan sincero como debería, pero, temiendo perder a estos últimos debido a un cambio de linea, opta por crear un segundo heterónimo, aun más crudo y ácido. Contrario a lo que hubiese esperado, gran cantidad de seguidores comienzan a prestar oídos a este segundo, que, de tan rebelde, jamás se le podrían escapar cursilerías como las escribe Juan sin comprometer su fama. Entonces, reflexiona, así tampoco puede decir lo que desea. Tarda, pero al fin comprende que sin identidad es imposible decir lo que se piensa.

*** 

Pueden leer los primeros relatos de Juan acá: Relatos de Juan

También aprovecho para comentarles que mi cuento Final Abiero ha sido publicado en la revista Oblogo que puede conseguirse en muchos lugares de la ciudad de Buenos Aires, o leerse online en la página de la revista.


29 septiembre, 2010

Hoy No

¿Cuántas noches pasamos juntos?
No llevo la cuenta.
¿Cuantas nos quedan?
Diez
Mil quizás
La muerte, el odio, la indiferencia
Tarde o temprano todo termina

Pienso en cuando nos conocimos
aún queda el vago recuerdo
de tu olor ese día,
tus dudas y la certeza
de que perdimos una noche.

22 septiembre, 2010

La casa de al lado

Era una casa antigua. Un tapial no muy alto, terminado en unas rejas, cubría el frente. Luego venía el patio, que se extendía por el flanco izquierdo de la casa que, al igual que la vieja que vivía en ésta, estaba muy venida abajo. La arquitectura era de estilo chorizo. En el techo, alguien, alguna vez, había tratado de construir algo; sólo quedaban escombros.
A ambos lados de la casa había edificios, y en uno de ellos vivía yo, pero seguiré narrando la historia en tercera persona, porque es más fácil contar esto como si le hubiera pasado a otro.
El edificio de la derecha también era viejo, y en el segundo piso, donde vivía este chico, el pasillo –porque había cuatro o cinco departamentos por piso– terminaba en una pequeña terraza/tendedero desde donde se veía como la vieja, todas la tardes, alimentaba a los gatos del barrio.